No sabemos hasta qué punto pueda ser efectivo este aserto usadísimo.

¡Traslado a los fachosos! Da a entender que las personas arrogantes y bien presentadas, aunque no posean talento, hacen buena impresión.

Con que se moteja a los que, a pesar de dárseles razones, no optan por el camino verdadero.

Advierte la oportunidad que han menester las cosas, sin lo cual pierden naturalmente mucho valor.

Satiriza a los que hacen elogios de ellos mismos o de personas de su familia.

Es decir, cada uno conoce o pretende conocer a los suyos.

Úsase para denotar que uno hace y deshace las cosas a su antojo. Cervantes usó en igual sentido: «Cada uno meta la mano en su pecho» y «Cada uno se dé vuelta a la redonda».

Es decir, cada uno vive según sus medios y facultades. Refrán que tienen siempre en boca los egoístas. Es medio emparentado con: «Al que le duela la muela, que se la saque».

Academia y Quijote iguales. Da a entender que cada cual debe mantenerse en su esfera.

Véase «Cada uno en su casa, etc.».

Con que se advierte que cada cual tiene su opinión. Úsase más o menos con el mismo sentido: «Cada uno con su cada uno, y Dios con todos».

Aparece en Quijote. Academia no lo incluye en ninguna de las palabras principales. Refrán con que se defiende uno de los defectos físicos que se nos enrostran.

Academia lo da como frase proverbial. Coll i Vehí lo incluye como refrán entre los usados en el Quijote Corresponde más o menos a «Más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena» y a «Cada uno sabe su cuento».

Es decir, uno hace las cosas según su modo de pensar. Empléase cuando puede lograrse un fin por varios medios.

Frase proverbial muy usada cuando uno enamora y otro coge el provecho. Empléase en análogo sentido: «Nadie sabe para quién trabaja».

Enseña que es preciso activar las cosas que uno desea conseguir.

Con que se consuela a las personas que encanecen o pierden prematuramente la dentadura. Enseña que las canas y la pérdida de la dentadura no son símbolos de vejez. Úsase también: Canas y dientes no son accidentes; dobla la espalda y arrastra los pies, esa sí que es vejez.