Aunque una persona no desee lo que comúnmente se anhela o lo que fatalmente ha de suceder, tarde o temprano le llega su turno.

Es decir, lo que tiene capital importancia, tratándose de conseguir algún empleo o favor, es el captarse la voluntad de los superiores.

Tiénese algunas veces por cobardía la prudencia; de aquí que se haya formado tal refrán para advertir tal error.

Son sus primos: «Despacito por las piedras», «Al pasito se va lejos», «No por mucho madrugar amanece más temprano».

Recomienda comer la comida caliente.

Esto, en el sentido estricto, es una verdad de Pero Grullo. En el figurado úsase para dar aliento a las personas, a fin de que no se amedrenten ante los obstácu­los que se oponen a la realización de algún propósito.

Da a entender que si para hacer las cosas usamos muchos cumplimientos y requerimos muchas comodidades, nuestros propósitos no serán secundados por el éxito. Alguna relación, aunque lejana, tiene con: «Hombre con poncho y mujer con rebozo no sirve para nada».

Academia dice: «Gato escaldado del agua fría ha miedo o huye». Denota que los experimentados poco se prestan a lances, cuyo éxito sea dudoso.

Da a entender que es muy difícil, si no imposible, cambiar el modo de ser de cada cual.

Academia igual. Aconseja sabiamente la economía.

Quijote: «No sino haceos miel, y paparos han las moscas». Academia igual. Reprende este refrán a los que, usando demasiada melifluidad, llegan a ser tratados descortésmente.

Sus consanguíneos son: «El ojo del amo engorda al caballo», «Quien tiene tienda que la atienda, o si no que la ven­da». Enseñan que para la prosperidad de nuestros haberes es menester la atención constante.

Preciosa doctrina, poco practicada hoy, que se mira mucho un interés escondido o el aplauso de la sociedad.

Son sus hermanos carnales: «Gallina que cacarea es porque huevo ha puesto», «Río que suena, agua trae... etc.». Academia dice: «Herradura que chocalotea... etc.». Es así nuestro modo de ser: queriendo ocultar un defecto, solemos hacer aspavientos alrededor de él, sin que nunca falte un ca­chudo que nos diga: «Herradura...».

Enseña cuánto influyen en los hábitos y sentimientos de sus hijos los padres. Son hermanos por ambas sábanas: De tal palo, tal astilla, El hijo de la gata, ratones mata, etc.

Se usa para motejar a los hombres que se ponen a la obra con el poncho puesto, o a las mujeres que no se quitan el pañuelo de rebozo para hacer cualquier trabajo, y que, por lo tanto, se ven embarazados para desempeñarse bien. (El poncho es una prenda de abrigo muy usada por los huasos chilenos. Es tejido de lana, ya sea merino, vicuña, guanaco, llama, que coloran vistosamente. Su tamaño es de dos y media varas cuadradas. Tiene en el medio una abertura -boca- por donde se mete la cabeza, de modo que cae sobre las espaldas y pecho. Es sumamente cómodo para andar a caballo, tanto porque abriga mucho, cuanto porque puede plegarse o echarse al hombro, quedando libres las manos, las que, cuando el poncho va bajo, pueden ir protegidas del frío, Aunque lleven las riendas de un caballo brioso. La Academia al dar su definición se ha equivocado).

Tambien dícese: "Hombre prevenido vale por dos". Quijote dice: "Hombre prevenido, menos combatido" y Academia "Hombre apercibido vale por dos". Todos muy dignos de observarlos.

Es pariente con: "Una mano lava a la otra y ambas lavan la cara". Enseña cuán beneficiosa es la unión y la ayuda mutua. Quijote igual. Academia lo califica de expresión.

¿A quién no le habrá ocurrido volverse trasquilado? Pensar que en una cita de amor se va a transportar al quinto cielo, y resulta con que, escapando bien, los perros le sacaron los pantalones o el suegro lo corrió a bala.