Pondera las facilidades que tiene el hom­bre para elegir esposa. También es muy usado el análogo: "El hombre se casa cuando quiere y la mujer cuando puede".

Enseña que la fortuna del hombre, como la gordura del chancho, solo puede apreciarse debidamente una vez liquidados sus elementos. Véase: De dinero y de bonda­des... etc.

Muchas veces resultan fallidos nuestros intentos por aspirar demasiado. A esta acepción corresponde el refrán de Academia y Quijote que dice: «La codicia rompe el saco». También se usa denotando la gran influencia que tiene el dinero para desviar voluntades y hasta rectos caracteres (?). A esta última significación, que aquí es la mas aceptada, corresponde el refrán Academia.: «Por interés, lo más feo hermoso es».

Academia y Quijote: Piensa el ladrón que todos son de su condición. ¡Cuántas veces no nos ocurre que juzgamos de las acciones ajenas por las nuestras!

Aquí en Chile se usa también: «El lobo muda el pelo, pero no el pellejo». Ambos dan a entender que las malas costumbres y las malas inclinaciones difícilmente se pierden.

Enseña que es preciso estar siempre muy alerta en esta vida, pues, como dice el refrán que tiene afinidad con el enunciado, «Donde menos se piensa salta la liebre».

Explica la natural tendencia del hombre a ser lo que fue cuando joven. Úsase en igual sentido: «La ca­bra tira al monte», bien que este último se emplea atendiendo, en general, a los defectos morales.

Empléase figuradamente bastante a manera de aliento para proseguir en alguna tarea dificultosa.

Satiriza a los miedosos, indicándoles que el miedo los vencerá.

No obstante el pesar causado por la muerte de algún deudo querido, es menester proseguir en las tareas de la vida.

Véase: «De malos agradecidos... etc».

Refiérese a la actitud de algunos ricos, aunque aquí pocos, que en los combates quitan el cuerpo a maravilla.

Enseña que los olvidados de la fortuna deben medir muy bien sus dispendios.

Es consanguíneo en línea recta con: «Comer y rascar todo está en empezar». ¡Cuántas cosas no las llevamos a efecto, teniendo medios para hacerlas, por no dar principio!

Que no lo oigan los filantrópicos caballeros de la Liga contra el alcoholismo. No hay reunión de confianza en que el dueño de la casa deje de advertir tal sistema, con gran contentamiento de los copólogos, por cierto.

Cuando dos niños se comen un dulce y uno de ellos se ha adelantado mucho, no tarda en proferir este refrán para advertir al atrasado que tendrá que participarle con algo más.

Doctrina muy profesada por los niños cuando la mamá les va a pegar.