Úsase generalmente al tratarse de repartos proporcionales, para dar a entender que no pudiendo ser materialmente divisible la diferencia que resulta, o siendo por su naturaleza de poca importancia, es indiferente el que recaiga a favor de una u otra de las partes contratantes el exceso o el defecto.

Frase proverbial con que se da a entender a alguno que por no ser del agrado de la persona que le está hablando, no tomará parte con ella en aquello de que se trata.

Las personas separadas por auto judicial no es fácil que vuelvan a profesarse el cariño que existiera antes de la intervención del juez.

No ser envidiable la suerte de alguno.

Se dice para ponderar el estado de abatimiento y postración, físico, moral, pecuniario, etc., de alguna persona.

Equivale a decir que uno es antipático.

Como el avaro no hace más que guardar, sin atreverse a hacer gasto alguno por no mermar su tesoro, es forzosamente más pobre que el que no posee nada, pues aquél tiene y no gasta, y éste no gasta porque no tiene.

Estar sumamente atareado. —No acabar de convalecer de alguna enfermedad. — No poder salir de la pobreza o miseria en que uno se encuentra.

Tener gran recelo, temor o zozobra. — En sentido jocoso se dice, por persona del género masculino: No me llega la camisa a los talones.

No tener fundamento o razón.

Critica a los que se apuran por el negocio ajeno más que el interesado mismo.

No tener juicio, talento ni capacidad.

Pondera hasta tal punto la gravedad de alguna falta, que por más que haga quien la cometió, no es fácil conseguir borrarla.

Dícese de aquellos sujetos por extremo indolentes, para quienes no hay estímulo alguno bastante a ponerlos en acción.

Enseña que el abuso, y no el uso, es la causa del fin desgraciado que sufren algunas personas o cosas.