Dícese de aquello que tiene uno completa seguridad de conseguir.

Aplícase a los niños recién nacidos, cuando se les ve bien conformados y con fuerzas para vivir.

Dícese de aquella persona que las tiene toscas o callosas, como propias de todo oficio rudo.

No importársele a uno nada, o no preocuparse por algo.

Ser persona de malos sentimientos o intenciones.

Tener ánimo y resolución, no acobardándose por nada. — Ser valiente.

«Para estar tan herido este mancebo — dijo a este punto Sancho Panza—, mucho habla: háganle que se deje de requiebros, y que atienda a su alma, que, a mi parecer, más la tiene en la lengua que en los dientes». Aquí alude Sancho a la expresión poco antes proferida por el cura al intimar a Ouiteria «que se determinase presto en lo que había de hacer, porque tenia Basilio ya el alma en los dientes, y no daba lugar a esperar inresolutas determinaciones».

Ahora bien: en el idioma en que no exista a la letra semejante frase metafórica, mal podrá hacerse resaltar el juego de palabras verificado entre dientes y lengua.

No discurrir, ni usar de las potencias como se debiera.

Tenerlo presente en sus desgracias, sintiéndolas y deseando remediarlas.

Tenerla vacía; no haber comido en mucho tiempo.

Tenerla dura, por hallarse satisfecha, harta, repleta.