Refrán circunstancial usado en el siglo XVIII con motivo de unas tercianas que se desarrollaron en Aranjuez, caracterizadas por la inapetencia, vientre abultado, dureza en el bazo, somnolencia, color cetrino del rostro, etc., aplicándose a los que presentaban esta última circunstancia. Como dato curioso añadiremos que el médico catalán D. José Alsinet de Cortada dio al traste con esta enfermedad en poco tiempo, utilizando solamente la quina.

Seria; poco amiga de risa o de bromas.

Ser un desvergonzado.

Aplícase a la persona mal encarada y de feo y horrible aspecto.

Aplícase a los que tienen el rostro redondo y el aspecto abobado.

Dícese de los que siempre se están riendo, mostrando la satisfacción en el semblante.

Califica a la persona seria, adusta y poco risueña, más propia para imponer temor y respeto que confianza y simpatía.

Manifestar adustez y severidad en el semblante.

Macilenta, triste, desapacible, propia del que, no habiendo hecho una comida fuerte, siente desmayo en el estómago por falta de alimentación.

Tener poco juicio, poca reflexión.

Tener miedo, temor, recelo.