En ambas circunstancias se logra más con el cariño que imponiéndose por la fuerza.

En especial para la sucesión, pues sabido es el criterio vulgar, no desprovisto de cierta razón, que los hijos de primos, tíos y sobrinos, etc., suelen ser poco viables y degenerados.

Recomienda que cada cual se mantenga en su esfera, sin aspirar a más ni descender a menos.

Denota la imprudencia ciega de algunas personas que, con tal de casarse cuanto antes, lo mismo les da que salga bien como que salga mal.

Demuestra los cuidados que ofrece el matrimonio.

Indica las ventajas que tiene el que es cabeza de familia.

Indica que los castigos, aun siendo merecidos, siempre nos acarrean un enemigo en aquel que los sufre.

Imponer alguna pena pecuniaria.

Recomienda la vigilancia y precaución que se debe tener para no ser engañado o sorprendido.

Expresión usada para abatir el orgullo de los que se creen omnipotentes.

Indica que ninguno de ellos es recomendable. —El inventor del refrán tendría sus razones para decirlo así; por nuestra parte, no lo subscribiríamos de modo tan absoluto.

Alude a los que echan en cara los beneficios que prestan, por insignificantes que sean, cuando quieren obtener algo.

Indica que estas operaciones de labranza deben verificarse antes del mes indicado para que la tierra produzca lo que de ella se desea.

No pensar más que en comer.

Con alternativas adversas o favorables, sin fijeza en lo bueno o conveniente.