Expresa que cuando una persona obra en términos que a nosotros nos parecen descabellados, puede asegurarse que tendrá para ello motivos que se ocultan a nuestra penetración.

Recomienda a los labradores que en el mes de diciembre hagan la citada operación agrícola si quieren recoger buena cosecha de habas.

Aconseja no dilatar la paga, por temor de que la obra no se siga haciendo con esmero y exactitud.

Si el arado no prepara el campo para la siembra, no es de extrañar que no llegue a verificarse la siega.

Zahiere a aquellos a quienes no les asiste la razón en lo que defienden, y que, una vez cogidos en renuncio, apelan a mil salidas y evasivas para no declararse vencidos.

Refrán meteorológico, que se refiere al monte así llamado, en términos de Tobarra, provincia de Albacete.

Todo el que trabaja en un oficio es el primero en aprovecharse de los beneficios que cada uno de ellos rinde respectivamente. — El Comendador Griego no penetró bien el sentido de este refrán cuando lo glosó diciendo: «Porque la madera tiene astillas que quemar, y el agua nunca falta»; tomando por causa lo que en realidad es el efecto.

Según los labradores, el canto del pájaro llamado así, augura lluvia.

Cataluña, Bilbao y Asturias tienen, efectivamente, interés en que el suelo castellano sea fecundado convenientemente, porque Castilla es el centro donde encuentran más consumidores los productos de aquellas regiones.

Indica que para conseguir una cosa cuando hay entorpecimientos por en medio, el mejor recurso es el sobornar a los encargados de concederla.

Nos amonesta a andar muy prevenidos y sobre aviso en los trances apurados o comprometidos, para poder conjurarlos y no quedar envueltos en su ruina.

Da a entender que cuando se va a pueblos de escaso vecindario, como este de la provincia de Sevilla, es conveniente llevar provisiones de boca.

Reprende a las personas de poca crianza que se entran en una casa o habitación sin antes solicitar permiso.

Aconseja la precaución con que se debe hablar en los caminos y parajes públicos donde hay personas a quienes no se conoce.

Aconseja la precaución con que se debe hablar en los caminos y parajes públicos donde hay personas a quienes no se conoce.

Enseña cómo debemos servirnos y aprovecharnos de lo que a otros sucede, escarmentando en cabeza ajena. Dícese también, en vez de pelar, peinar.

Enseña que muchas veces la turbación y el cuidado del que busca impide el logro de su diligencia, y sin ella suele conseguirlo la casualidad.