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Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes
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18101. Para cada altar hay su frontal
Cuando se casan dos feos.
18102. Para cada jueves no hay un par de orejas
Ort. or.
18103. Para casar mis hijas mandé mis casas y mis viñas; después de casadas, ni hubo viñas ni casas
Ort. or.
18104. Para ciento y un año
Quedó hecho y acabado.
18105. Para con tocino
Iban dos caminando y vieron una huerta con repollos y coles. Dijo el uno: ―¡Qué buenas berzas! Andadas algunas leguas, respondió el otro: ―Para con tocino. Aplícase a lo que se dice fuera de ocasión y propósito y tarde; es lo que el otro: Para albardas.
18106. Para conmigo acabó
Dícese riñendo.
18107. Para conocer la amistad has de comer con ella una hanega de sal
Sinónimo(s): Para conocer la amistad has de comer con ella un moyo de sal.
18108. Para dar y tener, seso es menester
Ort. or.
18109. Para decir la verdad
Cuando se sabe algo.
18110. Para echar a los perros
Dícese de uno flaco.
18111. Para el amor y muerte, no hay cosa ni casa fuerte
Que la defienda.
18112. Para el buen rato de febrero quiero mi leño
Ort. or.
18113. Para el carro y mearán los bueyes
Que se ha de dar alivio y espacio a los animales, y aplícase a otras cosas.
18114. Para el chocolate, prevéngase el tocomate
Ort. or.
18115. Para el día de San Ciruelo, que es un día después de la fin
Ort. or.
18116. Para el mal no hay ningún barragán
Ort. or.
18117. Para el mal que hoy acaba, no es remedio el de mañana
Entiende el remedio de mañana para el mal que hoy mata.
18118. Para el puto que más esperare
Ort. or.
18119. Para el puto que más te alumbrare
Sinónimo(s): y eran dos ciegos.
18120. Para el puto que más te alumbraré
El Jueves Santo van muchos alunbrando la procesión, y los penitentes suelen salir de ella porque van muy llagados, o para andar más estaciones, y hacen señas al que les parece de los que alumbran, que los acompañen y alumbren y van por hacer aquella buena obra; pues ha sucedido en tales casos sacar la malicia el penitente a un enemigo y llevarle a parte segura, donde tomó venganza por sí mismo o con gente prevenida, y no ha mucho sucedió en Placencia tal caso. Y en mi lugar oí, siendo muchacho, sucedió que iba uno alumbrando a un penitente para una ermita fuera del lugar, y en una calleja angosta el penitente alzó las faldas al que alumbraba, que no sintió bien de ello, se adelantó y echó a correr por unas viñas y le dejó solo, y parece que de tal cuento como éste salió el refrán.
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