18101. | Para cada altar hay su frontal | Cuando se casan dos feos. |
18102. | Para cada jueves no hay un par de orejas | |
18103. | Para casar mis hijas mandé mis casas y mis viñas; después de casadas, ni hubo viñas ni casas | |
18104. | Para ciento y un año | |
18105. | Para con tocino | Iban dos caminando y vieron una huerta con repollos y coles. Dijo el uno: ―¡Qué buenas berzas! Andadas algunas leguas, respondió el otro: ―Para con tocino. Aplícase a lo que se dice fuera de ocasión y propósito y tarde; es lo que el otro: Para albardas. |
18106. | Para conmigo acabó | |
18107. | Para conocer la amistad has de comer con ella una hanega de sal | Sinónimo(s): Para conocer la amistad has de comer con ella un moyo de sal. |
18108. | Para dar y tener, seso es menester | |
18109. | Para decir la verdad | |
18110. | Para echar a los perros | |
18111. | Para el amor y muerte, no hay cosa ni casa fuerte | |
18112. | Para el buen rato de febrero quiero mi leño | |
18113. | Para el carro y mearán los bueyes | Que se ha de dar alivio y espacio a los animales, y aplícase a otras cosas. |
18114. | Para el chocolate, prevéngase el tocomate | |
18115. | Para el día de San Ciruelo, que es un día después de la fin | |
18116. | Para el mal no hay ningún barragán | |
18117. | Para el mal que hoy acaba, no es remedio el de mañana | Entiende el remedio de mañana para el mal que hoy mata. |
18118. | Para el puto que más esperare | |
18119. | Para el puto que más te alumbrare | Sinónimo(s): y eran dos ciegos. |
18120. | Para el puto que más te alumbraré | El Jueves Santo van muchos alunbrando la procesión, y los penitentes suelen salir de ella porque van muy llagados, o para andar más estaciones, y hacen señas al que les parece de los que alumbran, que los acompañen y alumbren y van por hacer aquella buena obra; pues ha sucedido en tales casos sacar la malicia el penitente a un enemigo y llevarle a parte segura, donde tomó venganza por sí mismo o con gente prevenida, y no ha mucho sucedió en Placencia tal caso. Y en mi lugar oí, siendo muchacho, sucedió que iba uno alumbrando a un penitente para una ermita fuera del lugar, y en una calleja angosta el penitente alzó las faldas al que alumbraba, que no sintió bien de ello, se adelantó y echó a correr por unas viñas y le dejó solo, y parece que de tal cuento como éste salió el refrán. |