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Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes
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16681. No hay servicio que espere igual galardón
Ort. or.
16682. No hay sino abrir ojos y mirar
  1. Ort. or.
  2. Cuando dicen que hay mucho que ver.
16683. No hay sino dalle
Dícese animando cuando todo está dispuesto.
16684. No hay sucia que no sea asquerosa
Que no haga ascos de lo sucio, sin echar de ver en sí que es necia y puerca.
16685. No hay tal andar como a Cristo buscar
Ort. or.
16686. No hay tal andar como buscar a Cristo
Ort. or.
16687. No hay tal caldo como el zumo del guijarro
Entiéndase el agua. Hay este cuento: que un pasajero no halló qué comer en un lugar y salióse a un arroyo, y cogió unos guijarros limpios y volvió a la posada, y dijo que él sabía guisar aquella fruta, que le diese una poca de manteca la huéspeda y unos huesos, y así pidió otros aderezos, e hizo un caldo y guisado que a todos pareció bien y supo bien, y decían: No hay tal caldo como el zumo del guijarro.
16688. No hay tal calva como la que está sin pedrada
Ort. or.
16689. No hay tal cama como la del enjalma
Ort. or.
16690. No hay tal comer como al pie de la obra
Ort. or.
16691. No hay tal como amigo viejo para tratar, y leña seca para arder y quemar
Atribuyen este refrán al rey don Alonso.
16692. No hay tal cuña como la del mismo palo
Quiere decir que el astil, o madero, se labre tan ajustado y apropiado para lo que ha de servir, que no haya menester cuña añadida, sino que en sí mismo lo supla; porque la cuña postiza vase saliendo; y la alegoría es que a un ruin otro ruin, y para convenir a dos, otro como ellos.
Sinónimo(s): No hay tal cuña como la del propio madero.
16693. No hay tal doctrina como la de la hormiga
Ort. or.
16694. No hay tal espejo como el ojo del amigo bueno y viejo
Ort. or.
16695. No hay tal espejo como el unto so el pellejo
Ort. or.
16696. No hay tal haber como el buen querer
Ort. or.
16697. No hay tal hechizo como el buen servicio
Ort. or.
16698. No hay tal hijo como el parido ni tal madre como la que pare
Ort. or.
16699. No hay tal lunar como el de enero ni tal amor como el primero
Ort. or.
16700. No hay tal madre como la que pare ni tal hijo como el parido
La madre propia tiene más amor que el ama, o madre por adopción; y el hijo a ella asimismo.
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