1401. | El virgo y el duende nadie le entiende | |
1402. | El vivir templadamente hace sana y rica la gente | |
1403. | El vulgar ignorante a todos reprehende y habla más de lo que menos entiende | |
1404. | El vulgo juzga las cosas, no como ellas son, sino como se le antoja | |
1405. | El vulgo no perdona las tachas a ninguno | |
1406. | El yerro del médico, la tierra le tapa; el del letrado, el dinero le sana; el del teólogo, el fuego le apaga | |
1407. | El yerro encelado, medio perdonado | |
1408. | El yo soy y el estornudo, no es todo uno | Aplícase a palabras que no dicen con obras, y es como la voz de Jacob y las manos de Esaú. Una desposada metía a cuestas al desposado porque no sintiesen los padres los pies, que dormían a la entrada de su pieza; el desposado, al pasar, estornudó; dijo el padre: ¿Quién anda ahí? La hija respondió: Yo soy. A esto el padre dijo: El yo soy y el estornudo, no es todo uno. |
1409. | El zapato del amigo, mucha pez y bien cosido | Lo contrario es más ordinario: poca pez y mal cosido, si no interviene algún buen respeto. |