Es común medicina casera para llagas y heridas. En La Gitanilla de Cervantes, para curar al mordido por unos perros: «Tomó algunos pelos de los perros, friólos en aceite, y, lavando primero con vino dos mordeduras que tenía en la pierna izquierda, le puso los pelos con el aceite en ellas, y encima un poco de romero verde mascado...».