Es remate de un lindo cuentecillo popular. Un hombre del campo, pasada su luna de miel, se enfrió en términos, que andaba buscando pretextos para reñir. La mujer, muy discreta, todo lo allanaba. Discurrió él, cargando leña en su burro, que si ponía los palos de manera que la carga no cupiese bien por la puerta de su casa y arañase los quicios, siempre muy bien encalados por la hacendosa mujer, ésta se enfadaría, y así hallaría él la buscada ocasión. Dando vista a su casa, esperábale a la puerta la esposa, quien sujetó el burro por la jáquima, y dijo: «Aguarda un instante, para que la carga quepa a entrar. Yo remeteré un poco estos palos, porque "A la leña tuerta, se le busca la vuelta"». Y con estas palabras aludió sabiamente al par a lo que el marido pensaba y ella tenía entendido.